¿El amor y la amistad, son lo mismo?

Inicio este blog con una confesión. Volví a empezar. Algo así como funciona la vida. Construyes algo, y cuando crees que está todo bien, dices “mmm no lo sé, esto ya no me está gustando” y decidimos iniciar de nuevo.

Soy nueva en IMACORP, y es mi primera vez haciendo un blog.

De hecho, cuando me informaron que tenía que hacer este ejercicio, mi reacción fue de sorpresa, con una mezcla de preocupación, porque claramente no tenía ni idea sobre qué escribir.  

Entonces empecé a redactar, sobre el reto tan interesante y satisfactorio que se ha convertido para mí estar en esta empresa llena de gente linda que no duda ni un segundo en extenderme una mano para ayudar, animar, y acompañarme en el temido proceso de la curva de aprendizaje, después de estar 13 años en la maratón de las noticias.

Pero cuando iba por la mitad dije: “Mmmm… vamos Mela, es febrero, tienes que hablar de EL TEMA”.
Y aquí va mi segunda confesión: lo dudé. Es más, sigo dudando de que esto sea buena idea, porque la verdad es que hablar del amor no es fácil.
Es un tema que en algunos momentos de la vida se convierte en algo difícil de entender, difícil de explicar, y a veces hasta difícil de creer. Pero bueno, el miedo no es algo que me paralice, así que aquí estoy, aprovechando el insomnio en la madrugada, para escribir este blog. 

Espero les guste, pero por favor, tengan contemplación, soy primeriza en esto de la escritura inspirada. 

Aquí voy: 

Cuando hablamos del amor, inmediatamente pensamos en lo romántico, que se traduce en un aumento en la serotonina, oxitocina y todas las demás “inas” que se vuelven una adicción, pues estabilizan nuestro estado de ánimo. 
Porque en efecto, el amor nos pone a volar en lo más alto, nos ilusiona y nos traslada a lugares que quizá nunca habíamos imaginado. 
Pero existe también la otra cara de la moneda, la que muchos hemos sufrido, a la que no queremos llegar, cuando nos caemos de la nube porque el amor se convirtió en dolor. 
Justamente a eso me referiría cuando les decía que es difícil entenderlo o explicarlo, porque lo cierto es que depende de la etapa en que nos encontremos, podemos ver el amor desde lo romántico o desde el dolor. 
Podemos estar en la etapa donde nos inspiramos a cantar las melodías de Celine Dion o a desahogarnos con Paquita la del Barrio. 

“El amor tiene firma de autor en las causas perdidas. El amor siempre empieza soñando y termina en insomnio. Es un acto profundo de fe que huele a mentira. El amor baila al son que le toquen, sea Dios o el demonio.”
— Ricardo Arjona. 

Si, aquí un vivo ejemplo de lo que puede ser el amor para muchos, con Ricardo Arjona, donde siempre hay un debate entre quienes llenan los estadios para escucharlo en vivo y quienes lo detestan.

Lo mismo pasa con el amor. ¡Pero claro, es comprensible!

Y creo que la clave está en lo siguiente: basta con solo pensar en la palabra “amor”, para que nuestra mente nos traslada a la leyenda del romanticismo, al amor de pareja, al que vemos en aquellos que caminan de la mano, a las  fotografías posadas para la cámara de un profesional, porque a la luz de los demás el amor de pareja, debe ser perfecto. 

“El mito romántico es una ilusión colectiva, un espejismo compartido por casi todas las culturas del planeta cargado de promesas falsas. Soñamos con el paraíso romántico pero la realidad es que pasamos más tiempo sufriendo por amor que disfrutando del amor. Creo que las mujeres sufrimos más por amor que los hombres, porque desde pequeñitas se nos machaca con la idea de que el amor nos salvará. Nos enseñan a poner el amor y los cuidados en el centro de nuestras vidas. El amor hacia un hombre nos pone a muchas de rodillas, y sucede que sin darnos cuenta asumimos los roles tradicionales femeninos que nos sitúan en un plano de dependencia con respecto al hombre”
— Coral Herrera. Fuente de la cita

Podría seguir citando decenas de cantantes, escritores o poetas que hablan del amor. Pero, quiero contarles lo que he aprendido del amor en este tiempo.
Hace 4 años tenía un proyecto con miras hacia el futuro, y de repente, la muerte de mi abuela (que era como mi mamá) me sacudió lo más profundo de mi corazón. Y cuando empezaba a levantarme, mi divorcio me obligó a juntar mis pedazos y replantearme una vez más. 
Pero no vengo a contar el chisme de mi divorcio, ese tema ya está superado. Por dicha, finalmente. 
Sobre eso puedo motivarlos a creer, confiar en Dios y esperar en paz, porque de repente, todo también puede mejorar.

Inicié este blog con una pregunta que me hizo mi hijo: “Mamá, ¿el amor y la amistad son lo mismo?” 
Me quedé pensando en silencio por unos minutos, pues no supe qué responderle a un niño de 6 años en aquel momento, y le dije “no hijo, es diferente”
Pero hoy me retracto. Creo que sí. Es más, considero que la amistad es uno de los actos de amor más noble y honesto que pueda existir. 

La amistad nos convierte en familia, es esa pieza clave que arma el rompecabezas de nuestra vida. 
La amistad se traduce en amor cuando recibimos un abrazo para compartir una alegría o para calmar nuestro llanto. 
La amistad es lo mismo que el amor, cuando reímos juntos a carcajadas por recordar los momentos vividos. 
La amistad es amor, cuando hay lealtad y confianza absoluta. 

Así es que hoy, ya tengo la respuesta preparada para mi hijo de ahora 7 años,  quien seguramente retomará el tema el próximo 14 de febrero. 

Por eso, puedo decir que todos debemos creer en el amor, porque en definitiva nos rodea y acompaña en sus diferentes presentaciones durante nuestra vida.

El amor más genuino lo encontramos en los pequeños brazos de nuestros hijos, en el beso en la frente de una madre, en el oído atenta de aquella persona que escucha nuestros dramas una y otra vez. Y claro, también en la pareja que nos inspira a sacar nuestro lado más cariñoso que muchas veces escondemos por temor a sufrir.

Lo cierto es, que no podemos negarnos al amor, porque siempre nos llega, de una u otra manera. Por eso debemos aprender a disfrutarlo con los pies en la tierra  y los ojos bien abiertos para evitar caernos de la nube. 

Y volviendo al tema inicial, si lo que se preguntan en este punto de la lectura es: ¿qué pasa conmigo? ¿Estoy cantando las de Paquita o las de Celine? 
Bueno, esa respuesta se las podría contar en un próximo blog, por ahora les adelanto que sí estoy cantando. 

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