Está bien no estar bien
Hay días buenos, regulares y días en los que simplemente se sienten como si una nube gris estuviera encima de nuestra cabeza. Días que desde que nos despertamos se sienten que van por mal camino, sintiéndonos tristes, enojados o sin ganas; muchas veces por más que lo pensemos y busquemos el porqué de esto, no encontramos la razón. Generalmente cuando esto sucede sentimos la obligación de poner una buena cara, de seguir como si nada estuviera pasando por un “no fallar”, de sentirse en la obligación de reprimir esto para poder seguir adelante, rezando porque solo sea un mal rato.
Y es algo normal, vivimos en una sociedad que hasta cierto punto, nos ha enseñado que nuestro rol es ser una persona completamente funcional, muchas veces escondiendo el como nos sentimos realmente. Desde pequeños nos dicen “no llore”, “anímese”, “sea fuerte”, como si el sentirse algo diferente a feliz fuera un problema. Y sí, vivir sumido en la tristeza no es sano para nadie, pero estar mal también es parte de la vida. Es normal sentirse cansado, confundido, agobiado, o simplemente triste. No es ser débil, ni negativo, es ser humano.
Los sentimientos y expresar los mismos no nos hace frágiles, nos hace reales. Y por más que tratemos de ignorarlo y seguir adelante, el cuerpo y la mente siempre encuentran la manera de pedir ayuda, con insomnio, dolores, cambios de ánimos, ansiedad o ese sentimiento de que
“ simplemente no tengo ganas”
Aceptar el estar mal no significa rendirse, es el primer paso para empezar a estar mejor, de cuidarnos. Reconocer como nos sentimos nos abre a conocernos realmente, a entendernos y de alguna manera a buscar la ayuda que por más que queramos engañarnos en que no la ocupamos, necesitamos silenciosamente.
Pedir ayuda no tiene nada de malo y hay muchas formas de hacerlo, ya sea yendo al psicólogo, hablando con un amigo, tomarse un descanso, decir “hoy no puedo/quiero” o simplemente descansar un rato, también son formas de afrontar y ser valiente.
No hay que tener todo bajo control, al final todos estamos pasando por primera vez la vida, no tenemos que pretender poder con todo por más que queramos. A veces lo más sano es bajar un poco el ritmo, y darse el chance de sentir como realmente se tenga que sentir. Porque está bien no estar bien y aunque no se pueda adoptar como un estilo de vida, es algo que a todos nos pasa y por más que creamos, ninguno está solo en eso.